Con mucho gusto

    Puede parecernos que en la gastronomía no es tan importante la comunicación como puede serlo en otros ámbitos, sin embargo, el denominado "lenguaje gustativo" presenta muchos signos comunicativos.
    Parece ser que en este campo, solo predomina el sentido del gusto, sin embargo, se usan los cinco para conseguir una óptima degustación. Este es precisamente el objetivo de todos los tipos de cocina: la tradicional, creativa, minimalista; sólo que cada uno tiene su método para lograrlo.

    Es aquí cuando se presenta el lenguaje como medio para conseguir la atención de la clientela e innovar en la repostería y romper con los convencionalismos. Un claro ejemplo de esto es el cambio de nombre de platos archiconocidos por otros más largos y llamativos (simplemente incluyendo el proceso de elaboración y/o ingredientes) o el hecho de referirse a los ingredientes en otro idioma -normalmente en inglés- Por ejemplo, buttercream, en vez de crema de mantequilla.

    Por otro lado, el lenguaje en este ámbito tiende a ser sexista puesto que, por ejemplo, la figura del chef (masculino) es la que predomina, mientras que, en realidad, son las mujeres las que pasan más tiempo delante de los fogones.

     En definitiva, la repostería esta rodeada de signos lingüísticos para apelar al consumidor, como la fotografía, el color de los dulces... no obstante, ¿nos atreveríamos a ingerir un dulce que aparentemente no tiene buen aspecto (ni buen olor), pero en cambio, tiene un sabor sublime?